Tauro - Carácter
¡ Tauro, el Alma Firme que Abraza la Tierra!
¡Tauro, el Alma Firme que Abraza la Tierra! En el gran tapiz del zodiaco, tras el chispeante arranque de Aries, llega Tauro, el segundo signo, el guardián de la calma, el espíritu que arraiga sus pies en la tierra y dice: "Aquí estoy, sólido como una montaña, y nada me moverá". Imagina un atardecer dorado en una granja, donde el aire huele a heno fresco, o el bullicio ordenado de un banco, o quizás una agencia inmobiliaria donde se sellan sueños con cimientos firmes. Ahí, en esos lugares que respiran estabilidad, encontrarás a Tauro, con su actitud fuerte y silenciosa, observando el mundo con ojos serenos y un corazón que late al ritmo de la tierra. Tauro es como un roble centenario: no se inmuta, no se tambalea. Su tranquilidad es su superpoder. Moléstalo, y no lo verás explotar como un volcán; no, Tauro simplemente se fastidia un poco, frunce el ceño y te lanza un "sí" o "no" que corta el aire. Porque este toro no malgasta palabras. Hasta que te gane confianza, sus respuestas son breves, pero cuando te deja entrar en su mundo, descubres un humor terrenal, cálido, y una lealtad que no conoce límites. ¡Eso sí, no lo presiones! Intenta hacer que sus ágiles pies vayan donde no quiere o que haga algo que no le apetece, y te toparás con una obstinación legendaria. Tauro no se mueve un centímetro, no porque sea terco por capricho, sino porque sabe exactamente lo que quiere. Este hijo de Venus tiene un imán para el romance y la camaradería. No es de los que persiguen; prefiere atraer, como una flor que despliega su aroma y espera a que las abejas lleguen solas. Tírale el anzuelo de una buena amistad o un romance apasionado, y si le interesa, lo recogerá con calma, sin prisas, sin comerse las uñas. Porque Tauro no se preocupa ni se irrita fácilmente. Su mente calcula con la rapidez de un rayo, pero sus decisiones son lentas, meditadas, como si tallara cada paso en piedra. Pregúntale a su pareja: convencer a un Tauro de salir una noche cuando quiere quedarse en casa, acurrucado en su refugio hogareño, es como intentar mover una montaña con una cucharita. Hogareño por naturaleza, Tauro encuentra su felicidad en las cosas simples: una buena comida, una manta suave, el olor de la tierra mojada. Si el mundo empieza a girar demasiado rápido, amenazando con marearlo, no lo verás correr en círculos. No, Tauro se tomará un descansito, se sentará bajo un árbol y esperará a que el caos amaine. Su constitución es fuerte, su salud robusta, y muy pocas cosas le quitan el apetito. Porque, seamos honestos, a Tauro le encanta disfrutar de los placeres de la vida: buena comida, buena compañía y, sí, la atracción magnética del amor, que siente con una intensidad que solo Venus puede inspirar. No lo confundas con alguien cruel o vengativo; eso no va con él. Tauro es generoso, de corazón y bolsillo abiertos para los amigos que realmente lo necesitan. Su carácter es predecible, su fuerza inquebrantable, pero su calidez es lo que lo hace inolvidable. Raras veces pierde la compostura, y cuando lo hace, es porque algo ha tocado lo más profundo de su alma terrenal. Tauro no es de los que se dejan persuadir fácilmente, pero cuando ama, cuando confía, lo hace con una entrega que mueve montañas. Así es Tauro: el refugio en la tormenta, el amigo que siempre está, el amante que te envuelve con su calma. Es la fuerza silenciosa que sostiene el mundo, el latido pausado de la tierra misma. ¡Tauro, el toro que no corre, pero que siempre llega, firme, leal y eterno!
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